En la vida cotidiana hay una gran diversidad de problemas, cada uno con un abanico de posibles soluciones, y cada unx de nosotrxs vamos a reaccionar y gestionarlos como buenamente podemos. Aprendemos a través de la experiencia y a medida que superamos los problemas, nos guardamos el "cómo lo hemos hecho", como una herramienta en su caja, en un lugar de nuestra memoria
Hay una frase a la que suelo recurrir a menudo: 'Para un martillo todo son clavos', y esto viene a colación porque en ocasiones utilizamos una herramienta (solución) que hemos guardado previamente, que nos sirvió para solucionar un problema, como un martillo. Las herramientas tienen su utilidad en un contexto. Por ejemplo, ¿cuándo suelo utilizar un martillo? Quizá cuando quiero clavar un clavo 😄. Ahora piensa por un momento destornillar un tornillo a martillazos. Lo acabarás sacando, sí, pero a qué coste. Es probable que acabes destrozando la superficie que el tornillo sujetaba, pero eso sí, lo sacaste. ¿No hubiera sido mejor utiliza un destornillador? El contexto siempre importa .
Dividir un problema en problemas pequeños ayuda a manejarlo, verlo por partes resulta más asequible de gestionar, y decidir qué herramienta utilizar puede ser más evidente. Como el clásico divide y vencerás. Piensa en cada puerta como una solución para cada una de las partes del problema. Tomo ese pequeño problema (abro una puerta) y lo soluciono. Y luego el siguiente. Y así sucesivamente. Y en cada puerta utilizaré la herramienta adecuada dado el contexto que me encuentre.
La intención es poner el foco en la solución, no en el problema, lo que no significa evitar y no reconocer el problema. Primer paso: sé lo que está pasando ↷ lo divido para afrontarlo por partes ↷ pongo el foco en la solución de cada una de las partes.
No obstante, esta estrategia también será aplicable dado un contexto. El contexto me dirá si la puedo utilizar o no. Lo que no deja de ser otra herramienta, como el martillo o el destornillador. No todos los problemas son iguales.
Es frecuente que en nuestro día a día lidiemos con situaciones y expectativas , queremos que ocurra lo que tenemos en mente, y que las cosas se desarrollen como esperamos. Pero la realidad acostumbra a llevarnos la contraria, y donde espero que suceda algo, sucede otra cosa. Y esto es terreno abonado para que salgan fricciones con nosotrxs mismxs y nos genere frustración.
Reconocer el contexto en el cual estás, aquello que depende de ti y aquello que no, te va permitir superar esas fricciones, y aceptar la situación, que no quiere decir conformarse. No todo depende de nosotrxs, y más cuando vivimos en entornos interdependientes .
Cuanto más voy con el piloto automático puesto, menos soy consciente de cómo me estoy relacionando , qué expectativas estoy teniendo, y hacia dónde va la situación. Tener ideas, opiniones y expectativas es un motor importante para realizar acciones, pero engancharse e identificarse con ellas probablemente te acabará creando insatisfacción.
No se trata de pasarnos el día añalizando las situaciones, pensar sobre ellas y entrar en bucle, sino de ser consciente de qué está pasando, qué estoy pensando y qué estoy sintiendo . Dejar espacio a la parte corporal y emocional, sin enredarnos en la parte mental. Que las tres partes se relacionen equilibradamente.